Gratitud
(24-Diciembre-2024).- La gratitud es una virtud y un valor que se aprenden en el seno familiar. Es la característica más sobresaliente de las personas nobles y bienintencionadas.
En esta Navidad, -aunque yo no soy creyente ni practicante, pero respeto las tradiciones- espero que mis dos o tres lectores pasen un tiempo fabuloso en compañía de todos los suyos.
Dicho lo anterior, me duele profundamente ser testigo de lo que ocurre entre mis compañeros periodistas.
Ya para estas alturas, en Reynosa somos varios cientos de comunicadores que llevamos el oficio en la sangre, aunque por desgracia, es un trabajo muy mal pagado.
Pero aún así, en esta temporada la división se ha manifestado en toda su magnitud: Unos por un lado, otros por otro.
Quienes están allá hablan mal de los que están acá, y los que están acá le hacen el fuchi a los que están allá.
Ayer por la tarde hubo dos posadas para periodistas: Una que organizaron funcionarios municipales (a partir del año pasado no las organiza la Presidencia), y otra que realizó el Jefe de la Oficina Fiscal, Marcelo Olán Mendoza, a nombre del Gobernador del Estado.
En la primera, fueron poquitos y escogidos. Por invitación.
En la segunda, fuimos más, como dice el dicho: “De chile, de dulce y de manteca”.
Hubo quienes no quisieron perderse las dos, porque fueron invitados a ambas. Y así andaban, se iban a una y luego regresaban a otra.
Pero entre que se iban y venían, la rumorología, el ataque artero, los comentarios feroces entre compañeros no se hicieron esperar.
En la posada de Marcelo Olán, el funcionario dijo: “Respeto la libertad de expresión. Nosotros no presionamos a nadie”.
Hubo rifa de premios. Si salía el nombre de alguien y éste ya no estaba, inmediatamente se escuchaba: “Se fue con Makito”.
En esta ocasión yo no quise ser protagonista de nada. Si me hubieran invitado a las dos posadas, habría buscado la forma de estar en ambas, como lo hicieron algunos de mis compañeros, o echar un bolado para ver si iba al IRCA o a la Quinta Blazer.
Yo no soy enemigo de nadie, ni he atacado a nadie, ni me le he volteado a nadie, por eso, cuando alguien dice en público: “¡A esos periodistas chayoteros que están chingue, y chingue y chingue”, yo no me doy por aludido.
Más bien, durante la parte más oscura de la guerra sucia contra el actual Alcalde, en la que pretendían quitarle los derechos políticos, este medio de comunicación fue el primero que defendió su causa, porque tenía razón: La ley dice que no se pueden quitar los derechos de un ciudadano si este no ha sido vencido en juicio, condenado y encarcelado.
En esa fecha, creo que allá por febrero o marzo de este año, ya todos daban por sentado que no lograría obtener la candidatura para reelegirse. Incluso hasta sus propios colaboradores dudaban.
¿Y saben quién se mantuvo firme en las publicaciones sobre la ilegalidad de quitar los derechos políticos al joven alcalde? Ya lo leyeron líneas arriba.
Y como muestra de gratitud, recibí una patada en el trasero y el que, -cuando antes las melosas chicas de Comunicación Social nos saludaban con una angelical sonrisa y un beso de cachetito- ahora solo nos tuercen el hocico y se van de lado, como si no existiéramos o fuéramos sus más acérrimos enemigos.
¡Ahhhh! La naturaleza humana.
Por eso esta columna inicia con la primera frase.
Viene el refrán estilo Pegaso, cortesía de Chucho de Nazaret: “Absteneos de dictaminar a fin de que no seáis sentenciados”. (No juzguéis para que no seáis juzagados).
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