Gatos
Apenas ayer por la mañana platicaba con un compañero columnista que los futuros encargados del área de Comunicación Social del nuevo Gobierno de Tamaulipas deben ser demasiados cautelosos al momento de elaborar la lista de proveedores que se dedican a difundir las actividades gubernamentales en los medios estatales, llámense periódicos, revistas, portales informativos, radio o televisión.
Durante la pasada campaña política, hubo de chile, de dulce y de manteca, pero para fines prácticos, podemos destacar el comportamiento de los periodistas en tres grandes grupos:
-Grupo A: Aquellos que de manera evidente apoyaron al candidato triunfador, Américo Villarreal Anaya.
-Grupo B: Los que apoyaron también, muy evidentemente, al candidato perdedor, César Verástegui “El Truco”.
-Grupo C: Los que nos fuimos por en medio, sin caer en fanatismos ni guerras sucias.
Por supuesto, y siguiendo la más elemental lógica, a quienes debe irles mejor al momento de asignar la parte del presupuesto que les toca, será a los del Grupo A, por agradecimiento o como compensación a su esfuerzo. Y lo mismo hubiera ocurrido con el Grupo B, si hubiera ganado “El Truco”.
Enseguida, deben ser considerados los que nos fuimos por en medio, los del Grupo C, quienes buscamos cuidar las formas y dar espacio a ambas opciones, incluyendo a la tercera, que era el candidato de Movimiento Ciudadano, Arturo Diez, aunque este fue, como decía el fallecido columnista Víctor Zavala Rangel, “como la caca del perico, que ni huele ni hiede”.
Por último, los del Grupo B deben ir a formarse a la cola y conformarse con lo que les quieran asignar en el contrato, que antes se llamaba convenio.
Lo malo es que en política y en periodismo la lógica no funciona de esa manera.
Hay compañeritos que antes, durante y después de la campaña están chingue y chingue al candidato, pero cuando este resulta vencedor, su comportamiento cambia como por arte de magia y pronto los vemos allá, en Ciudad Victoria, llevando muy orondos sus documentos para obtener jugosos contratos.
Son como los gatos. Los avientas para arriba y siempre caen parados.
No quiero dar nombres, porque no me corresponde, pero las personas que estarán al frente de la Unidad de Comunicación Social ya saben quién es quién.
Yo espero que se guíen por la clasificación que di líneas arriba, que premien a quien se lo merece y que no castiguen al que atacó al doctor Américo, pero por lo menos, que no los pongan delante de los demás.
Por Ley, el Gobierno de Tamaulipas, como el Federal, los municipales y dependencias como la UAT, cuentan con un presupuesto destinado para el área de Comunicación Social. Ya está etiquetado.
Ese presupuesto se asigna a los proveedores, quienes reciben un pago mensual a cambio de los servicios de difusión que aportan mediante sus plataformas y medios de comunicación.
Gracias a ese mecanismo, la mayor parte de la población puede tener acceso a información de las actividades y programas oficiales, sin menoscabo de las notas informativas que el medio procese de manera normal, en forma de entrevistas, reportajes o crónicas.
Sé que el nuevo gobierno viene con el chip de la austeridad, pero por ese mismo motivo se debe tener más cuidado al momento de autorizar los contratos y asignar el recurso.
Por lo pronto, nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “En las tinieblas la totalidad de los felinos son sombríos”. (En la oscuridad todos los gatos son pardos).
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