Por Oscar Díaz Salazar
Que espectáculo tan indignante, para los tamaulipecos, nos dieron los diputados del Congreso del Estado, en el primer año de actividades de la legislatura.
Y no me refiero a los insultos que intercambiaron con frecuencia, tanto en las sesiones del pleno, como en las reuniones de comisiónes.
Tampoco me refiero a las muestras reiteradas de incapacidad y sometimiento al poder ejecutivo, que en la diputada Imelda San Miguel recibiendo instrucciones por su teléfono celular, tuvo su mejor ejemplo.
Lo que verdaderamente provoca pena ajena, es la deserción de las diputadas que habiendo accedido al cargo por los votos que recibieron como candidatas del PT, Verde y morena, decidieron alquilarse a la fracción parlamentaria del PAN.
Lo que resulta una traición a los votantes que confiaron en la coalición que propone luchar por una cuarta transformación para nuestro país, es que varios de sus diputad@s estén al servicio del gobernador y de sus diputados panistas, que más que una fracción parlamentaria, parece una subsecretaría de asuntos legislativos, dependiente del poder ejecutivo.
Lo que provoca enojo es el boicot de los líderes del grupo parlamentario de Morena – PT a su fracción parlamentaria, a la agenda de la izquierda y a las iniciativas progresistas.
Lo que calienta es la coordinación deficiente del grupo parlamentario de morena, que dio motivo (u ofreció el pretexto) para entregar la presidencia de la Junta de Coordinación Política a los panistas.
Pero los argumentos anteriores se centran en el grupo de morena, que de cierta forma es la víctima de esta historia, además de la sociedad tamaulipeca. Más si nos ponemos a observar el asunto desde otra perspectiva encontraremos que:
La permanencia en el cargo del auditor carnal Jorge Espino, fue el adelanto de la actitud que hoy asumen los panistas, y la van intensificar al terminar el sexenio del cabezato, y me refiero al argumento de la institucionalidad y la defensa de los organismos autónomos, a partir de que fenezca el gobierno panista, esto es, en los bueyes de mi compadre, pues ese respeto no lo tuvieron, cuando fueron gobierno.
El impedimento de facto a que el poder legislativo ejerciera sus facultades y cumpliera con sus deberes en el tema del Presupuesto de Egresos del Estado, siendo el reemplacamiento vehicular la prueba más contundente del avasallamiento del gobernador al poder legislativo, con esta medida lesiva para la economía de los tamaulipecos.
El ajuste, a capricho y conveniencia del grupo panista, de la ley, para modificar la fórmula de asignar la presidencia de la Jucopo, al pasar de la fórmula que daba la presidencia al partido o coalición que hubiera ganado más distritos en la elección, a la elección por mayoría simple de los diputados, y de ahí a establecer una mayoría calificada, cuando la presidencia de la Jucopo ya estaba en manos del pan, lo que implica que solo con el voto de ellos (los panistas) perderían el control.
Ceder facultades y recursos del poder ejecutivo, a favor de la fiscalía que pretenden «autónoma», del nuevo gobierno, pero totalmente dependiente del actual, es otra medida que tomaron a tres meses de su salida, de manera ilegal, violando el proceso legislativo. Aquí encontramos otro adelanto de sus pretensiones de atrincherarse en los organismos «autónomos», en un intento de prolongar su poder y sus negocios más allá del sexenio que en mala hora le confiaron los tamaulipecos.
Contrariando a su propia biografía, el señor Francisco N, que siendo presidente municipal, y enredado en la bandera de la defensa de la autonomía municipal y del artículo 115 constitucional, gestionó, y obtuvo, para el gobierno municipal de Reynosa, el manejo del organismo operador del sistema de agua potable y alcantarillado de Reynosa, hoy maniobra, a través de sus diputados, para que el control de las comapas queden en manos del propio poder legislativo, claro, cuando ya las tuvo en sus manos (Francisco N) los seis años en que estuvo al frente del ejecutivo del Estado.
Pena ajena me causa ver a los integrantes del Congreso del Estado, dominado por la runfla de seguidores de la Vaca Salvatrucha, haciendo reformas a la ley para despojar a la institución que la Constitución le otorga, de manera preferencial, las facultades para el manejo de los sistemas de agua potable y drenaje, apropiándoselas en un intentó de seguir controlando esa generosa fuente de recursos económicos.
Y aún le quedan tres meses a Francisco N, – dando por descontado un posible fallo adverso del poder perjudicial de la federación, pues el Cabezuca les pagó a los ministros «hasta la risa» – para seguir haciendo daños. Él Cabezuca es un ejemplo más de esos tiranos que logran encaramarse al gobierno por las vías democráticas y legales, y una vez que ocupan los espacios de decisión, se encargan de torcer las leyes, omitirlas, violarlas, interpretarlas a conveniencia, demorarlas y hacer con ellas todo lo que a su interés convenga, menos cumplirlas y hacerlas cumplir, como juraron, en vano, al inicio de su mandato.
Inventar robos de teléfonos, simular heridas y enfermedades, perseguir y acosar a los diputados de otro partido, permitir ilegalmente el ingreso de policías al recinto legislativo, abandonar las sesiones para romper el quórum, eliminar el desahogo de asuntos generales a capricho de la presidenta y hacerse las victimas, son abusos e ilegalidades mínimos frente a las múltiples reformas que han hecho los diputados panistas a la Constitución y las leyes, a las que han dejado en calidad de Ley de Herodes.
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