- SE DICE QUE ENTRE GITANOS NO SE LEEN LA MANO, PERO QUE PASA ENTRE POLTICOS.
- PERSONALIDADES NARCISISTAS Y ANTISOCIALES, MAS PROPENSAS A LA CORRUPCION.
Entre gitanos no se pueden leer la mano, con esta frase nos referimos al tema que adolece un poquito de coherencia entre el gobernador CABEZA DE VACA y el elector VILLARREAL ANAYA dos temas, dos grupos, dos poderes, dos partidos, pero un solo objetivo un ganador.
Se dice que entre gitanos no se leen la mano, pero ¿qué pasa entre ladrones
Cuando hablamos de madurez, apuntamos a la muestra que están dando a los tamaulipecos dos grupos totalmente antagónicos que por intereses de unos cuantos están provocando que el estado se sume a la expectación de gobiernos complicados, como lo que ya se vive en el país en otras latitudes.
El ser humano es un animal con una tendencia biológica a la corrupción”, sostiene sin ambages LUIS FERNANDEZ, profesor de psicología en la Universidad de Santiago de Compostela y autor del libro Psicología de la corrupción y los corruptos, “con tendencia a lo que llamaríamos ser un free-líder, o un gorrón, a aprovecharse del sudor de los demás”, y, llegado el extremo, “a aprovechar cualquier cargo en beneficio propio”.
¿Se puede explicar por qué la gente, sean ciudadanos de a pie, políticos o empresarios, deja de cumplir con la ley y se corrompe?
Básicamente, el camino que lleva a la corrupción es una combinación de un entorno propicio, una oportunidad y un tipo de personalidad que, superando el temor a un posible castigo, antepone el beneficio individual al interés de los demás y al cumplimiento de la ley.
Una realidad es que nadie está a salvo de convertirse en un ser corrupto. No pagar el IVA en una factura, intentar sobornar a un policía para eludir una multa o a un funcionario público para acelerar un trámite administrativo, fingir una enfermedad para no ir al trabajo, falsificar datos de un formulario para obtener un beneficio social…
Si bien puede parecer que hay “profesiones de riesgo” en el mundo de las finanzas, las grandes empresas o la política, como nos recuerdan a diario los medios con el ‘caso Obedece, por citar un ejemplo cercano y reciente, la evidencia indica que todos llevamos un potencial corrupto dentro, según los expertos.
Personalidades narcisistas y antisociales, más propensas a la corrupción.
Sin embargo, es también evidente que no todo el mundo que tiene la oportunidad de infringir la ley en beneficio propio lo hace. “Hay que tener también ciertos rasgos de personalidad. Intervienen variables contextuales y de personalidad unidas.
Hay ingredientes en la personalidad que agitan el cóctel y pueden desembocar en comportamientos corruptos si se dan unos condicionantes. Las investigaciones sobre el comportamiento humano y los trastornos de personalidad señalan dos: la personalidad narcisista y la antisocial.
El rasgo predominante de la personalidad narcisista es el egocentrismo, es decir, utilizar a los otros para fortalecer su autoestima y satisfacer sus deseos.
«Es un patrón de grandiosidad: los narcisistas sobrevaloran su valía personal y esperan que las otras personas atiendan a la alta estima en la que se apoyan. Son personas que necesitan sentirse admiradas, carecen de empatía y sobrevaloran sus capacidades, creen que son especiales y tienen muchas fantasías de éxito.
Operan sobre la presunción de que el mero deseo de cualquier cosa justifica por sí mismo su posesión
La personalidad antisocial, por su parte, conlleva una frialdad emocional, una carencia de ética y un comportamiento basado en el engaño y la manipulación, sin remordimiento por las consecuencias de sus actos.
Son personas a las que les gusta el poder, les activa la motivación de poder, de relaciones sociales o personales muy positivas pero falsas. Suelen ser personas extrovertidas, afables, pero todo eso pensando en su beneficio personal y conseguir lo que sea sin importar los medios.
Estos rasgos dibujan un llamativo perfil de la personalidad corrupta, pero no hay que confundirse.
No quiere decir que todas las personas con estos trastornos sean malas o corruptas, simplemente se pone de manifiesto el elevado riesgo que supondría para una de estas personalidades enfrentarse a una situación propicia para la corrupción.
De hecho, añade, “hay personas que han cometido estafas en sus lugares de trabajo y lo que demuestra un estudio posterior son rasgos de amoralidad, pero no un trastorno de personalidad”.
Todos los expertos dejan claro que estos rasgos no disculpan ni justifican los actos de corrupción, porque no tienen nada que ver con una enfermedad mental.
El cálculo de pérdidas y beneficios lleva a otra dimensión útil para entender la corrupción, la económica, que establece que las personas que se corrompen son, ante todo, seres racionales.
Las personas se relacionan y toman decisiones en una interacción estratégica, es decir, en un intercambio de jugadas para conseguir un fin con el mayor beneficio posible y el mínimo coste.
El homo sapiens maximiza resultados. El corrupto ve una oportunidad que implica una acción contraria a la ley o a la ética, y calcula los posibles resultados económicos: un beneficio o un lucro en caso de que no se le descubra y un coste o castigo, en forma de multa, cárcel, etc., si lo atrapan
Debido a la actual situación económica y a la notoriedad de algunos casos de corrupción en nuestro país, la preocupación de los ciudadanos por este problema es creciente, hasta el punto de ser primer preocupación de los tamaulipecos y de los mexicanos en general.
Una cuestión en la que colaboran activamente los medios de comunicación, coinciden en señalar los estudios de opinión pública. A los escándalos de corrupción se une el uso que hacen de ellos los partidos como arma política contra sus adversarios y al eco mediático que reciben tanto las acciones de unos como las reacciones de otros.
La percepción de la corrupción es caldo de cultivo de más corrupción, en lo que termina siendo “un círculo vicioso muy peligroso ya que en un pensamiento de que los políticos y la administración son corruptos hay incentivos para jugar ese juego a fin de no quedar fuera del pastel.
Sugerencias y comentarios arabelagarcia01@hotmail.com
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