Por Oscar Díaz Salazar
En muchas ocasiones, y por más de seis años, he leído y escuchado las críticas al reynosense José Ramón Gómez Leal, alias Jota Erre, por su parentesco con el aún gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, esposo de su hermana Mariana Gómez.
A Jota Erre lo descalifican por estar vinculado, por la vía civil y la decisión de su hermana, con el panista Francisco N. Lo tachan de poco confiable como militante de morena y funcionario del gobierno federal (morenista), por esa relación familiar con su cuñado.
El cuñado de oro, el brother in law, el familiar de Cabeza de Vaca, el panista infiltrado en morena, el farsante que simula estar enojado con su cuñado, el emisario de la Vaca, el que nunca va a traicionar a su hermana (y por extensión a su cuñado), el cercano al gobernador, son solo algunas de las expresiones que le dedican al reynosense, que desde hace una década camina por rumbos y partidos ajenos al PAN y al esposo de su hermana.
Pero no pretendo en este texto hacer la defensa del ex delegado del gobierno federal en Tamaulipas, y menos en ese tema del parentesco con el gobernador, que desde mi perspectiva no necesita defensa, porque cada individuo tiene el derecho de participar en política conforme a sus intereses, pensamientos y convicciones personales.
Les platico el caso del cuñado de oro, o del cuñado incomodo, para contrastarlo con la tolerancia y permisividad que le dispensan, actores políticos, comentaristas y opinadores, al Coordinador del equipo del gobernador, Américo Villarreal Anaya, para la recepción de la administración estatal, Jesús Lavin Verastegui, a quien identifican como primo hermano del ex candidato del PAN al gobierno del Estado, César Augusto Verastegui Ostos.
No he leído o escuchado que descalifiquen al señor Jesús Lavin por ser familiar del Truko, ni que pongan en duda su lealtad al gobernador electo, ni que lo consideren infiltrado en el equipo entrante, para seguir protegiendo los intereses del saliente, ni que lo señalen de panista encubierto, ni que se afirme que tenga conflicto de lealtades, ni que le pregunten cuando fue la última vez que se reunió con su primo, ni que lo molesten preguntándole sobre los detalles de su parentesco.
Tampoco he leído que le cuelguen algún apodo inspirado en su vínculo familiar con el Truko, – Si sobre su aspecto físico, pero no los voy a repetir-, o alguna referencia a su parentesco con el primo que anda con el bando contrario.
Por ser de la capital del Estado, en donde tienen la mala costumbre de ser muy tolerantes con los suyos, y muy exigentes con los foráneos, creo que me quedaré con las ganas de leer, ver y escuchar que le digan, a Jesús Lavin Verastegui, el primo de oro, El Truko moreno, el primo incomodo, el infiltrado en morena, el topo azul en morena, el primazo de mi vidaza, el Golden Cousin o el primito.
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