21 de septiembre de 2024

LA PERLA SUDCALIFORNIANA, EN LA CORONA DE LA REINA ISABEL DE INGLATERRA LA ENCONTRÓ UN BUZO DE BCS

Por Mayra ZAMUDIO GOROZAVE

Una mañana de agosto de 1883, un buzo de la empresa Armadora Ruffo y González S.A., lleno de júbilo mostró a sus compañeros aquella joya arrancada de las entrañas de nuestro mar sudcaliforniano.

Era una gran perla de tamaño poco común, lo cual le llenaba de alegría pues le aseguraba la obtención de un buen dinero que beneficiaría a su numerosa familia.

Don Salomé León Lucero quien fuera el buzo afortunado, le vendió aquella hermosa perla a don Antonio Ruffo Santa Cruz, el primer Ruffo en llegar a nuestras tierras y fundar aquí uno de los emporios más representativos de su época.

Aquella hermosa perla fue bautizada por don Antonio como “Carmenaida”, en honor a sus hermanas Cármen y Adelaida.

La magnífica joya después de ser cuidadosamente pulida, estuvo en exhibición para ser admirada por todos los sudcalifornianos, en un escaparate de la negociación “Ruffo Hermanos”, misma que a raíz de la adquisición de aquel tesoro cambió su nombre por el de “La Perla de La Paz”.

El 4 de abril de 1904, fallecería la señorita Carmen Ruffo y nueve años después moriría también Adelaida, por lo que don Antonio decide llevarse la perlas a San Francisco California, donde se la mostró a Sir Anthony Fein, Embajador de Reino Unido, con quien mantenía una bonita amistad. Sir Antony Fein al ver aquella preciosidad, quiso comprarla para obsequiársela por su cumpleaños al Rey Eduardo VII, sucesor e hijo de la Reina Victoria, quien fuera la soberana de Inglaterra durante 64 años.
Don Antonio se negó a vendérsela, sin embargo tiempo después decide obsequiársela él mismo al rey, a través de Sir Fein.

Cuando aquel monarca vio aquella maravilla, se quedó prendado de su belleza y de inmediato mandó llamar a su corte de joyeros y orfebres, quienes por orden real se dirigieron hacia Florencia, Italia, para incorporar a la corona del rey aquella hermosa perla, que según cuentan quienes tuvieron oportunidad de verla, era de un color tan verde como el mismo mar y del tamaño de un limón, lo que derivó en que la nombraran The Great Lemon “El gran limón”.

De esta manera, The great Lemón fue engarzado en la parte frontal de la corona real, donde la cubrieron con 14 magníficos diamantes, en forma de lágrimas, de los que en orfebrería se llaman “custodios”.

El Rey Eduardo VII luciría con gran orgullo aquella corona, y posteriormente también la luciría su hermano el Rey Jorge V, el primero de Mayo de 1910, fecha en que fue coronado y también la usaría el 12 de julio de 1922, en la proclamación del Estado de Irlanda.

Con el tiempo aquella corona pasaría a manos del Rey Eduardo VIII, pero éste abdicaría en favor de su hermano Jorge VI.

En el año de 1952, su hija, la Reina Elizabeth subió al trono para convertirse en la soberana en turno y por primera vez la ceremonia fue transmitida en Europa gracias al reciente invento de la televisión.

El día de hoy, la corona con la grandiosa perla sudcaliforniana, extraída del mar por don Salomé León, está en espera de ser nuevamente lucida por el siguiente monarca que sería el controvertido Príncipe Carlos de Inglaterra.

En el año de 1972, la prestigiada revista National Geographics, entrevistó al señor Salomé León Lucero, entonces de 79 años, quien les relató aquella aventura donde encontró aquel afortunado día, aquella grandiosa perla que lo dejó maravillado ante su belleza, pues era de un precioso color verde y de 17 kilates.

Les contó también que le dieron en pago mil quinientos pesos en efectivo, una vaca fina, 90 kilos de azúcar y un saco de frijol.

Que la vaca era gorda y bonita, pero que nunca tuvo crías, por lo que mejor se la comieron. Que tuvo 21 hijos, diez de los cuales también eran pescadores y que para poder hallar una perla tenían que traer cientos de madreperlas. Fue realmente una muy buena suerte haber encontrado aquella tan especial.

Que cuando buceaban corrían grandes peligros por el acecho de los tiburones, y que dentro de sus escafandras podían hablar, cantar y hasta chiflar.

En 1983, a cien años de que se extrajera aquella perla, la soberana inglesa Isabel de Inglaterra, quiso venir a conocer el mar de donde se había obtenido, siendo su visita uno de los acontecimientos más importantes de que el pueblo de La Paz tenga memoria, siendo gobernador el Licenciado Alberto Andrés Alvarado Arámburo.

La escafandra de don Salomé se encuentra en exhibición en el Museo de Antropololgía e Historia de la ciudad de La Paz, donde puede ser admirada por quien así lo desee.«`