Maquillaje
¿Han visto en Internet videos de transformaciones con maquillaje?
Son muy populares.
Mujeres que están más feas que Danny Trejo, quedan como preciosísimas muñecas gracias a la magia de los afeites.
Estaba viendo uno de tantos videos (aquí está el link) donde una mujer de raza negra y acento brasileño, nada agraciada, está dando un tutorial de cómo maquillarse correctamente.
Usa tintes, bases, fijadores, luces, sombras y toda una parafernalia de pinturas para cubrir todo su rostro y quedar irreconocible.
Si al principio te dan ganas de agarrarla a patadas, al final quisieras llevártela directivo al altar. ¡Tal cambio se ve en apenas pocos minutos!
Pero sin duda, las campeonas del maquillaje son las orientales.
Una chica de cara redonda, con más espinillas que un adolescente calenturiento, dientes de peineta y ojos bizcos, termina pareciéndose a una muñequita de aparador.
La ventaja que tienen las chinas, japonesas y coreanas es que hay una larga tradición en el maquillaje, que surgió con las geishas y actrices de teatro bolshoi.
Pero las occidentales han aprovechado todo ese conocimiento para llevarlo a su máxima expresión.
Hay un meme muy conocido donde se ve a tres mujeres jóvenes antes y después del maquillaje, con un cambio impresionante. El mensaje que acompaña la composición gráfica dice: “Las mujeres tienen ventaja sobre los hombres. Ellas saben a qué tirarle cuando nos ven, pero nosotros estamos jugando al rasca y gana”.
Hay chicas que, en un afán de parecer más hermosas, se ponen hasta bondo de carro.
Sí. Hay mucha diferencia entre el antes y después. Por algo la industria del maquillaje femenino factura muchos miles de millones de dólares.
Pero yo tengo algo que decirles a las mujeres: No es necesario el maquillaje. Ustedes son preciosas por sí mismas.
Quien se maquilla, muchas veces, es como quien se pone una máscara. ¿Acaso a ustedes les gustaría que nosotros nos maquilláramos para parecernos a Brad Pitt, pero ya en el momento de la intimidad nos quitáramos toda la pintura y nos pareciéramos a nuestro mexicanísimo Ron Damón, el del Chavo del Ocho?
¡Noooo! ¿Verdad?
Los hombres somos tal como nos ven: Feos, fuertes y formales.
Así, cuando en la década de los 70’s empezaba el grupo de Los Bukys a ganar popularidad, el líder de la banda, Marco Antonio Solís, estaba más feo que pegarle a Dios.
¡Ahhh! Pero ya de viejón, le dio por dejarse el pelo largo y arreglarse la barbita estilo Cristo y ahora le sobran admiradoras.
A últimas fechas se han popularizado los filtros digitales que mejoran las fotografías, de tal manera que algunas chamaconas se ven como modelos de pasarela en las redes sociales, pero al conocerlas, hasta nos vamos de espaldas.
Hace unos días veía yo una foto de un servidor, Pegaso, con mi rostro de siempre: Serio y sin chiste.
Se me ocurrió utilizar FaceApp para colocar una sonrisa y ¡zas! la foto cambió radicalmente.
La verdad es que casi no me sonrío, y cuando lo hago, es como aquella canción de Alejandra Guzmán que dice: “Esa barba que raspaba como lija/ y tu sonrisa retorcida/ son lo mejor que hay en mi vida.” Y si así me quieren, qué más da.
Por eso yo les digo a todas las féminas: No se maquillen tanto. Lo más natural siempre es lo mejor. No se crean de Tiziano Ferro, que decía que las mexicanas están bigotonas.
Mejor acéptense como son porque, como dije ad supra, la mujer es hermosa por sí misma.
Quiéranse. Ámense y leal el refrán estilo Pegaso, cortesía de Albert Hammond que a la letra dice: “Eres una fémina plena y me has provocado una dicha total”. (Eres toda una mujer, y me has hecho tan feliz).
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