Compadrazo
Déjenme contarles una pequeña historia.
En el mes de octubre, cuando la mayoría guinda se instaló en el Congreso de Tamaulipas, se especuló mucho sobre quién sería el próximo Director de Comunicación Social.
“Tiene que ser un periodista”-decían.
Hubo varios compañeros de Ciudad Victoria que me hablaron,-no sé quién les dio mi número- para preguntarme si yo sería el próximo jefe de prensa de ese recinto legislativo.
La pregunta me sorprendió, sobre todo, viniendo de colegas que yo no conozco personalmente.
-Pegaso, ¿qué tú serás el próximo jefe de prensa?-me cuestionaban.
-No lo sé. Es la primera vez que escucho eso. ¿Por qué lo dices?-les contestaba.
-¡Ahhh, es que tú eres el compadre del Presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO)!-fue su respuesta.
-La verdad, es que a mí no me ha dicho nada. Ni siquiera se ha comunicado conmigo.
-Pues eso es lo que se dice en Victoria.
Confieso que me sacó de onda. Pero más que nada, me entró un cierto orgullo y llegué a pensar: “¿Será cierto que mi compadre, ¡qué digo compadre, mi hermano del alma! está pensando en mí para ese importante puesto?”
Pero, ¡oh, decepción! Jamás pensó en este humilde servidor y nombró como Director de Comunicación Social a un publicista, en un lugar donde se requería de un o una periodista.
Está de más decir que el papel que hizo el publicista no fue de lo más destacado. Unos cuantos meses después, el gandalla gobernador azul les arrebató la JUCOPO a los guindas y yo pensé: “¡Ufff! ¡Qué bueno que mi compadrazo no me llamó!”
Con una trayectoria de más de 40 años, he aprendido que en política las amistades están de más, porque lo que realmente vale son los intereses y las complicidades.
En esos 40 años de picar teclas, nunca he pertenecido a ningún partido político u organización que comprometa mi imparcialidad, así que de todas formas yo le hubiera dicho que no.
A mí me dio mucho gusto que mi compadre ganara primero, la diputación federal. Después, como aspirante natural, le dieron luz verde en el partido guinda para que buscara la Presidencia Municipal de Reynosa, lo cual estuvo a punto de ocurrir, pero lo traicionaron sus juguetones y simpáticos compañeritos.
Luego, como premio de consolación, le dieron la diputación local y la JUCOPO, hasta que la perdió por falta de oficio político.
¿Qué sigue? Yo quisiera que cumpliera su máximo deseo, que es ser Alcalde de la ciudad, porque a pesar de todo sé que haría un buen papel.
Pero en lo que a mí corresponde, ya me convencí que en la política, en algunos casos, los compadrazgos y las amistades de tantos años valen un soberano cacahuate.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Si percibí tu persona, carezco de reminiscencias tuyas”. (Si te vi, ni te conozco).
NOTAS RELACIONADAS
«ENTRE LINEAS»/ POR: LIC. JORGE ARANO
AQUÍ RÍO BRAVO/ QUIEREN UN ENJAMBRE EN TAMAULIPAS
DE PRIMERA… LA DAMA DE LA NOTICIA/ POR ARABELA GARCIA