Por Oscar Díaz Salazar
Eliminar los intermediarios que por muchos años existieron, como representantes del gobernador en los municipios, y en calidad de interlocutores con los presidentes municipales, es uno de los compromisos más relevantes que hizo el gobernador Américo Villarreal Anaya, en su primera reunión con todos los alcaldes tamaulipecos.
Anuncio importante y muy positivo de parte del doctor Américo Villarreal, pues los presidentes municipales, y la población de los municipios, padecieron por muchos años a esa especie de presidentes bis, presidentes alternos o virreyes, que por contar con la confianza del gobernador, imponían su voluntad y ninguneaban a la autoridad electa por los ciudadanos.
Representantes territoriales con Eugenio Hernández; Enlaces municipales con Egidio Torre y Representantes del gobernador con Francisco N, fueron algunas de las denominaciones que tuvieron los emisarios del gobernador en turno, encargados de los asuntos que le importaban al gobernador o eran de su competencia, y también de los que no le importaban ni eran de su competencia.
Recuerdo el caso de Manuel Rodríguez, secretario de obras públicas del gobierno del Estado y representante plenipotenciario de Egidio Torre en Reynosa. A pesar de ser un sujeto amable, de buenas maneras, de trato agradable, cumplía con dedicación y esmero la tarea encomendada por su patrón y actuaba en consecuencia como reyezuelo de Reynosa.
Manolo Rodriguez definía la obra pública estatal, y también la municipal. Manolo Rodriguez mandaba sobre el aparato burocrático del Estado, y también en el municipal. Manolo Rodriguez participaba en las sesiones de Cabildo en las que se rendía el informe anual de actividades, para recordarnos las múltiples virtudes de su patróncito, Egidio Torre, elevado al altar de los santos cívicos y gubernamentales, en las prolongadas y melosas piezas discursivas del presidente adjunto de Reynosa.
El representante del gobernador Cabeza de Vaca tuvo menos relevancia y protagonismo. Garza de Coss se limitó a entregar nombramientos y a representar a Francisco N en ceremonias cívicas, bautizos, piñatas, fiestas de cumpleaños, bodas y velorios.
No me extiendo en los ejemplos, porque considero que lo negativo de quienes fungieron como emisarios del gobernador, no consiste en la personalidad de quienes desempeñaron esa tarea. El mal o perjuicio es inherente a un cargo que contradice a nuestra Constitución, que desde 1917 prohibió la figura de los jefes políticos del porfiriato, que fueron precisamente intermediarios entre los gobernadores y los alcaldes.
Recibo con agrado esta noticia de la eliminación de los enlaces municipales.
¡Bien por Américo Villarreal!
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