29 de noviembre de 2024

AL VUELO/ Por Pegaso

(8-Diciembre-2022)

Plan

Con la aprobación que hizo la Cámara de Diputados del “Plan B” de AMLO para forzar las reformas al instituto electoral y tomar el control absoluto del mismo, se garantiza que su Maximato durará más o menos lo mismo que el de Porfirio Díaz o el de Federico Alanís Peña en la CANACINTRA de Reynosa.

Habrá una serie de modificaciones, desde el nombre, que cambiará de Instituto Nacional Electoral al de Instituto Nacional de Elecciones y Consultas Públicas, o algo así, por el estilo.

También se eliminan los sueldos pantagruélicos de los consejeros, los fideicomisos multimillonarios al instituto, habrá menos diputados y senadores plurinominales y se introducirá el voto electrónico, entre otros cambios que podríamos mencionar así, al botepronto.

Pregúntome yo, si es que lo que se trata es de ahorrarle una lana al país, ahora que va a haber un proceso electoral extraordinario en Tamaulipas para reponer la senaduría que dejó vacante el finado Faustino López: ¿Por qué demonios no se previó esa situación y se legisló para que hubiese Primer Suplente, Segundo Suplente, Tercer Suplente, etc.?

Con eso nos hubiéramos ahorrado lo que van a gastar los partidos políticos y los candidatos en sus campañas. Dinero que va a salir de las arcas públicas.

¿Y por qué-siguiendo esa misma lógica- no se propone para que también el Presidente de la República, los gobernadores, los diputados federales, los alcaldes y hasta los síndicos y regidores tengan un primer, segundo y tercer suplente?

¡Tan fácil! Si el titular solicita licencia o fallece, queda el suplente. Pero si el suplente tiene un accidente mortal o también pide licencia, ¿quién lo suple? Pues nadie. Y ahí viene la necesidad de hacer un nuevo y costoso proceso electoral, porque una curul, una alcaldía o un gobierno estatal no pueden quedar sin titular.

Digo. Es una idea que se me ocurre así nomás.

Mientras lo pensaba, intentaba analizar los pros y contras. Ya dije que la ventaja es que si se mueren o renuncian el titular y su suplente, fácilmente se podría cubrir, sin violar la ley, el puesto vacante. Y si por malísima suerte también se muere el segundo suplente, aún tendremos el tercero.

No costaría nada al país, más que modificar un poco la Constitución y el Código Electoral para incluir esas figuras extraordinarias, y así nos ahorraríamos miles de millones de devaluados pesos.

Si en este momento el Pejidente AMLO está leyendo esta cotorra columna, le sugiero que tome en cuenta que yo lo dije primero. No vaya a salir con que uno de los postulados de la 4 T es que haya segundos y terceros suplentes.

Lo que yo sugiero es que al momento de registrar a un candidato para equis puesto de elección popular, se incluya el nombre de tres personas más, en lugar de uno.

Por ejemplo: Fulanito de tal, candidato a la gubernatura de Tamaulipas. Primer Suplente: Sutanito. Segundo Suplente: Menganito. Tercer Suplente: Perenganito. Y que esos mismos nombres aparezcan en la boleta.

Ya en la urna, el ciudadano tendrá exactamente la misma impresión, porque lo que cuenta es el nombre del candidato titular y el partido que lo postula.

Si con el Plan B el cabecita de algodón se ha anotado un nuevo triunfo sobre los malvados fifíes, neoliberales y aspiracionistas que no lo dejan gobernar a gusto, yo espero que no caiga en la tentación de la tiranía.

Con la división de la prensa, el control del Ejército y ahora del instituto electoral, México va que vuela para una dictadura.

Viene el refrán estilo Pegaso, cortesía de ALMO: “Poseo diferente información”. (Yo tengo otros datos).