(20-Enero-2023)
Binario
Yo soy binario.
¡Mentira! Esa es una moda que traen algunas cabecitas locas que pretenden hacernos creer que hay más de dos sexos en el Género Humano.
Hasta donde yo sé, solo hay hombres y mujeres.
A nivel genético se diferencian porque las mujeres portan dos cromosomas sexuales X y los hombres uno X y otro Y, además de los 46 que todos heredamos de nuestros padres, 23 de nuestra madre y 23 de nuestro padre.
Fisiológicamente difieren en los órganos de la reproducción y en los caracteres secundarias, como la voz, la musculatura, la vellosidad y la fuerza.
Alguno de mis dos o tres lectores me dirá: “Pe-pe-pero Pegaso, también hay hermafroditas”.
Y es cierto, pero esa y otras son alteraciones genéticas que raramente se presentan.
Lo que quieren dar a entender quienes defienden su derecho a que se les considere personas “no binarias”, es que no son ni hombres ni mujeres, sino algo intermedio, un tercer sexo que no necesariamente tiene que ser gay.
He consultado en algunas páginas de Internet sobre el significado más profundo de esa expresión y resulta que se trata de un constructo social, más que algo biológico.
De esa manera, cuando uno se encuentra con un raro espécimen de este tipo, jamás va a aceptar que se le designe con pronombres como “él” o “ella”, o adjetivos como “hombre” o “mujer”.
Prefieren ser llamados como “elles”, para evitar la definición de género, y odian se les etiquete como individuos masculinos o femeninos.
El género fluido, según ellos, es cuando sienten que su identidad sexual es inestable y usan indistintamente pronombres de género neutro, mientras que los “binarios” son conocidos también como “agénero”, personas que no se ven a sí mismas ni como hombre ni como mujer.
Hay otra palabreja con la que se sienten a gusto: Genderqueer.
Genderqueer es una etiqueta de las muchas que hay para designar a los sin género y se usa para definir una identidad que no es ni hombre, ni mujer, ni homosexual, ni cisgénero, sino que es un término amplio donde puede caber lo que sea.
A estas alturas de mi análisis, ya me siento mareado porque no sé en qué va a acabar todo este amasijo de seres binarios y no binarios.
Yo quiero darles un consejo a todos los que no se sientan parte de los dos únicos sexos que existen en los seres humanos y en la mayoría de los animales que habitan el planeta tierra: Si quieren ser asexuales, ¡pues córtense el pizarrín y todos contentos! Nomás no vayan a salir, cuando ya sean adultos y hayan agarrado juicio, que quieren procrear hijos, porque entonces ya no van a poder tener descendencia propia.
No pretendo defender el punto de vista de los mojigatos y religiosos que se escandalizan por este tipo de manifestaciones, pero mi formación cultural e intelectual me llevan a tener la certeza de que hacen falta un hombre y una mujer para poder engendrar una nueva vida. No estoy diciendo que no sean posibles temas como la clonación, por ejemplo, pero lo más natural es que se unan dos individuos de sexo diferente para tal propósito.
¡Ea! Disfrutemos las delicias de Himeneo. Olvidemos esas ideas estrambóticas que solo nos hacen pensar que el Ser Humano está en un acelerado proceso de involución.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: ”¿Y tu identidad cuál es? ¿Varón, varona o ilusión?” (¿Y tú que eres?¿Hombre, mujer o quimera?)
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