Cachetadón
No me digan nada. Ya lo dije ayer en mis redes sociales. Comenté que después del cachetadón que le propinó Will Smith a Chris Rock por burlarse de su vieja, saldrían los memes y después algún amante de los Simpson sacaría un fragmento de algún episodio de los noventa donde se ve una escena similar.
Así, pues, yo profeticé que los Simpson profetizaron que… Bueno, la idea es esa, como decía El Chapulín Colorado.
Y sin ser vate, arúspice, nigromante, pitoniso, augur, astrólogo, cartomanciano, adivino, brujo, chamán u oraculero, no gozo de la misma fama de Homero Simpson, ni de Walter Mercado, Mohni Vidente o Nostradamus.
Ahora, que si mi profecía sobre la profecía resulta cierta, mi fama llegará hasta el cielo, como la de Ulises. Y si no, pues pasará por boba y al rato nadie se va a acordar.
Pero, ¡ea! simpsonólogos. Esfuércense un poquito y rásquenle entre los miles de capítulos de la serie canónica de los personajes amarillo chorrillo. En una de esas hacen el hallazgo y se convierten en celebridades.
También anticipo que en los próximos días habrá una piñata de la cachetada, elaborada por la mundialmente famosa Piñatería Ramírez de la calle Bravo.
Baso mi prospectiva en el hecho de que, cada evento que tiene una gran difusión mundial, como el ya referido, es aplicado de inmediato a Las Centurias de Nostradamus, o al horóscopo de Mohni Vidente, ajustando una palabra por acá, otra por acullá y así, hasta que cuadre y pueda ser manejada en las redes como una verdadera profecía.
Además, la cachetada de Will Smith, a mi juicio, es mucho más importante que otros temas que han sido anticipados por Los Simpsons, como cuando Lady Gaga se trepó en un columpio y salió al escenario, o cuando Neymar se dejó caer en un juego de su selección para tapar la regada de tepache que dio.
Ya veo los titulares de los periódicos y programas chatarra: “Los Simpson lo volvieron a hacer”, o “La piñatería Ramírez lo vuelve a hacer”, en referencia al cumplimiento de esta nueva “profecía”.
Pero no sé. A lo mejor todo es puro bloff. Algo que fue preparado para revivir el interés en los premios Oscar que de algunos años para acá han chafeado mucho.
Yo, como estudioso de la psique humana, puedo apostar que la cachetada de Will Smith seguirá dando de qué hablar durante algún tiempo, porque tan solo horas después del lamentable suceso, algunos medios de comunicación empezaron a escarbar en la vida del morenazo y le sacaron algunos trapitos al sol, como la infidelidad de su esposa y otras lindezas por el estilo.
Al final de cuentas, y luego de que el comediante Chris Rock se quiso hacer el gracioso bromeando con la calvicie de la esposa de Smith, este se ganó a pulso la sonora bofetada que le propinó el protagonista de “Hombres de Negro”.
Y como todos lo vimos, con lágrimas en los ojos, Will se disculpó ante el público que asistió a los premios Óscar y con los televidentes de los cinco continentes, bajo el argumento de que, siendo artista, uno está expuesto a que le falten al respeto.
Yo por eso no soy estrella de cine, teatro o televisión, porque luego cualquier hijo de vecina me va a querer hacer bullying.
Prefiero ser un Pegaso de bajo perfil, haciendo mi cotorra e irreverente columna, para solaz y esparcimiento de mis dos o tres lectores.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Pepito, el de los chistes: “Por tal motivo, ninguna persona aprecia a los individuos de tez obscura”. (Por eso nadie quiere a los negros).
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