Macbeth
¡Ahí está!¿No se los dije?
Sin ser pitoniso, oraculero, arúspice, etc., etc. y etc., los medios de comunicación ya empezaron a relacionar la cachetada de Will Smith al comediante Chris Rock, con los Simpson.
Hay una vieja teoría conocida como la Maldición de Macbeth, una obra de William Shakespeare de la que se dice que está maldita, y que todo aquel que en un teatro diga su nombre, sufrirá de algún accidente e incluso, la muerte.
Quienes quieren creer en eso argumentan que en distintas ocasiones los actores que participan en la obra han sufrido las consecuencias, y alguien sacó por ahí un fragmento de un episodio de Los Simpson, donde Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie platican con un histrión que hace el papel de Macbeth.
Y cada que alguno de ellos dice ese nombre en voz alta, pasa un auto que moja al actor, le cae un yunque del techo o lo impacta un rayo.
¡Apártate, Mhoni Vidente!¡Sus, Walter Mercado!¡Retrocede, Nostradamus! Con esta profecía demuestro que mis dotes de vate son muy superiores a los de esos charlatanes, que nomás andan engañando gente para obtener pingües beneficios económicos.
Yo, por el contrario, todo modestia y humildad, pongo a disposición de mis dos o tres lectores aquestos humildes dones que Natura me ha otorgado con toda prodigalidad.
Pero, ¿de qué se trata la obra MacBeth, autoría del genial William Shakespeare?
Macbeth es una tragedia que se presentó por primera vez en 1606. Narra la historia de un soldado escocés que vivió entre 1040 y 1057, en plena Edad Media.
Aunque el personaje fue real, el dramaturgo hizo varias adaptaciones. Unas brujas profetizan a Macbeth que será rey, y este para lograrlo, mata al monarca anterior, así que al final de cuentas las brujas le lanzan una maldición.
Las historias convertidas en leyenda urbana aseguran que, debido a la maldición de las brujas, han sucedido accidentes inesperados a quienes osan interpretar al personaje en un teatro, diciendo en voz alta su nombre.
Se dice que Shakespeare tenía conocimiento de brujería y por eso los conjuros que incluye en esa obra son reales y sus consecuencias igualmente nefastas.
Pese a todo eso, sigo esperando que algún fanático de Los Simpson, de Nostradamus o de Walter Mercado, muestren alguna viñeta, un sexteto o algún comentario relacionado con el tema de la cachetada de Will Smith a Chris Rock.
Sé, por confidencias que me hacen, que hay mucha gente trabajando en ese tema, y no hay que descartar que de repente los medios de comunicación escritos, electrónicos o virtuales publiquen a ocho columnas: “Los Simpson lo hicieron de nuevo”.
Pero no. No deseo compartir la gloria ni el mérito de haber profetizado sobre las profecías que profetizan… ¡Ya me hice bolas!
Mejor nos quedamos con el refrán estilo Pegaso, cortesía del maestro Alfonso Morales: “¡Cuán apegado a la barbarie, Rivera!” (¡Qué bárbaro, Rivera!)
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