Gerardo Peña, Al Filo de la Navaja
Finalizan campañas internas en Tamaulipas este 10 de febrero
Roberto Palazuelo; podía perder la candidatura
El Secretario General de Gobierno, GERARDO PEÑA FLORES, afirmó que se revisa si hay infiltración de delincuentes en las corporaciones de Tránsito de Victoria y Nuevo Laredo, aunque es una información muy comprometedora es bastante chistosa.
Las revisiones se harán solamente en Nuevo Laredo y Victoria, y porque no en otros municipios, ahora sí que todos coludos o todos rabones, finalmente el tema de la delincuencia organizada es un oficio esparcido en todo el estado y el país.
El tema del halconeo es más visto que un panorámico en plena sexta y Pedro Cárdenas, lo mismo pasa en el resto de los municipios; barrer la casa tiene que ser toda.
Recordemos aquel diputado federal que se le escapo algún tema relacionado cuando la delincuencia organizada empezaba su auge y dijo que habría que dejarlos pasar por un ladito y lejecitos.
El flamante Secretario de Gobierno, pretende jugar el dedo en la boca a los tamaulipecos o piensa que somos tontos, como autoridad estatal debería ser más cuidadoso y no andar manejando temas de este tipo con intenciones mediáticas porque en la práctica sabemos que todo seguirá igual o peor.
Resulta que solo en Laredo hay halconeo de acuerdo al Grupo de Coordinación y el resto del estado ¡!!.
En conferencia de prensa señaló que se trata de una revisión de la Auditoría Superior del Estado con el apoyo de Seguridad Pública del Estado y de la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA), una vueltecita a Matamoros no sería en balde, o bien toda la frontera porque no.
Hablar en futuro es como saber de lo que se habla, lo único es conjugar el verbo y señalar los hechos.
Aunque el funcionario solo habla de una pretensión de saber lo que existe pero en ningún momento es hacerse cargo de lo que sucede ya que es una responsabilidad de los tres niveles de gobierno.
Hay carpetas de investigación completas en los archivos de los diversas dependencias donde en otro momento se encontraron uniformes, unidades y empleados apócrifos pero ahora lo toman como por si existiera, por Dios cuando no se tienen otros temas como figurar este causa polémica pero también risa.
Si solo y si del resultado de las auditorías se tomará la decisión de asumir el control de las corporaciones de Nuevo Laredo y Victoria, pero si no, no, parece algo cantinflesco pero no lo es.
Estas declaraciones ponen al Secretario General de Gobierno AL FILO DE LA NAVAJA.
En el caso mexicano, la elaboración del concepto para clasificar las actividades criminales fue tardío. Surgió en la década de 1990 y sólo plasmó una idea general y superficial de lo que debía entenderse por crimen organizado, seguridad pública y nacional. Su intención se vio reflejada en los Planes Nacionales de Desarrollo de los siguientes sexenios, principalmente de los presidentes CARLOS SALINAS DE GORTARI, ERNESTO ZEDILLO PONDE DE LEON y VICENTE FOX QUEZADA.
Es importante destacar que la transición mexicana de finales del siglo XX alteró las estructuras de las relaciones sociales, políticas y económicas tanto en el interior como en el exterior del país.
Como efecto en cadena, estos cambios afectaron a las instituciones del Estado y del gobierno que desde el México posrevolucionario habían mantenido una suerte de orden “centralizado-vertical” entre diversos negocios ilegales -sobre todo vinculados al crimen organizado, y en específico, al tráfico de enervantes- y los ámbitos político y policiaco.
Estos cambios relacionales en las formas de organización política provocaron reacomodos institucionales y sobre actores clave en la vida nacional
Entre los años noventa y aproximadamente el año 2000, la descomposición institucional de las estructuras de seguridad, que históricamente habían fungido como mediadores entre el poder político y la criminalidad organizada, se enfrentaron a nuevos condicionamientos como producto de problemas heredados de décadas anteriores, como el fin de la Guerra Fría, el incremento mundial del tráfico de drogas y la sustitución de funciones políticas de organismos de seguridad clave por funciones de seguridad pública.
Estos factores, que se modificaron por razones exógenas, provocaron que la centralización de la actividad criminal que había prevalecido hasta entonces se viera afectada desde el poder federal, lo que fortaleció poco a poco los vínculos de la administración local y estatal.
Hablar de este tema no es harto agradable sin embargo el embalaje de los sistemas de gobierno han convertido esto en una mezcla donde las políticas públicas se ven afectadas grandemente.
El anterior tema tiene un poco de similitud con el uso del poder y la fama, como es el caso del que se mofa ROBERTO PALAZUELOS diciendo que mataron a dos cabrones como si hubieran sido cucarachas aduciendo al poder que tiene como abogado, como actor, como estrella de la farándula y además como empresario.
Sus fechorías pudieron haberse quedado en el olvido, en tanto no hubiera sacado la nariz para querer ser político, como es el caso del candidato AMERCIO VILLARREAL quien trae un escándalo acá por Tamaulipas derivado de un tema familiar, como si nadie tuviera broncas familiares, el punto es usar el poder para joderle la vida a la gente cercana y no.
Este chistecito del actor podría dejarlo fuera de la jugada política al candidato de Movimiento Ciudadano pero como en el Vaticano hay sacerdotes pederastas, también en México hay muchos políticos mega bandidos.
Quintana Roo, es un estado con una gran movilidad turística, imagínese al león con más poder, se come al mundo y poco más.
Para finalizar también terminamos con la publicidad de los candidatos dentro de su agenda interna a los simpatizantes y militantes, quien diga que ya se perfila un ganador estaría mintiendo, hay encuetas para quien las manda hacer, pero del dicho al hecho hay mucho trecho y aún falta que empieza la constitucional, la que sí vale.
SUGERENCIAS Y COMENTARIOS arabelagarcia01@hotmail.com
NOTAS RELACIONADAS
«ENTRE LINEAS»/ POR: LIC. JORGE ARANO
AGENDA FRONTERIZA/ POR HUMBERTO GUTIERREZ
CRONICAS POLITICAS/ Por Alberto Guerra Salazar