Opinión
Una militante panista del pequeño municipio de Miquihuana que siempre ha simpatizado con los proyectos políticos del exsenador José Julián Sacramento recibió hace unos días una llamada telefónica de César Verástegui Ostos, excandidato del PAN a la gubernatura del estado, y quien, en la práctica, todavía opera como secretario General de Gobierno.
Imperiosa e impetuosa, la voz del ‘Truco’ lanzó una virtual advertencia: ‘Oye Isabel, no quiero saber que le vas a dar firmas a Sacramento’.
La verdad, que se caracteriza por su frialdad, fue la respuesta: ‘Yo ya le firmé’.
Pero no solamente ella le había dado su firma, sino 8 militantes más, reuniendo 3 firmas más de las que se necesitaban en Miquihuana.
A la mañana siguiente, gente de la Secretaría General de Gobierno llegó a Miquihuana para visitar los domicilios donde vivían los 9 panistas que habían dado su apoyo a José Julián Sacramento. Les exigieron sus firmas… para Luis René ‘Cacharro’ Cantú.
De esa forma, en una operación de la maquinaria estatal cabecista, le arrebataron las firmas al exsenador en ese pequeño municipio, situación que se repitió en otras pequeñas poblaciones del centro del estado.
El objetivo político de la operación ordenada desde ‘Casa Tam’ es muy específico: impedir el registro de José Julián Sacramento como candidato a la presidencia del comité directivo estatal de Partido Acción Nacional (PAN). No lo quieren de contrincante.
Los hermanos Cabeza de Vaca, Francisco Javier, gobernador; e Ismael, senador, saben bien que si en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN llegan a validarle su registro a Sacramento, el exsenador puede ganar, en un mano a mano frente a Luis René ‘Cacharro’ Cantú, la elección por la presidencia del partido blanquiazul en Tamaulipas.
Incluso, de acuerdo con algunos pronósticos al interior de Acción Nacional, la victoria del matamorense podría ser aplastante: 70 a 30.
Por ese motivo, primeramente, le están poniendo la mayor cantidad de piedras en el camino a quien encabeza la inconformidad del panismo rebelde en contra del proyecto cabecista de perpetuarse con el control del partido.
Si José Julián Sacramento, quien ya tiene casi 800 firmas desde Nuevo Laredo hasta Tampico, inscribe su aspiración el próximo miércoles 24 de agosto, día en que concluye el periodo de registros, el cabecismo pedirá a sus ‘amigos’ del CEN que le revisen con lupa cada una de las firmas a fin de tumbarle su candidatura.
Algo más hizo el gobierno cabecista para complicarle las cosas al panista oriundo de Matamoros: Arturo Soto, exdiputado local, quien, supuestamente, formaba parte del ‘triunvirato’ opositor, en realidad responde a los intereses de César Verástegui Ostos y, por tanto, sostiene comunicación con los cabecistas que tratan de imponer a toda costa al ‘Cacharro’ Cantú.
En otras palabras, a Arturo Soto lo mandaron a dividir el grupo rebelde opositor. Ese fue siempre su propósito, esa fue su misión, nunca buscó salir en unidad.
Sacramento y Soto tenían el pasado sábado una última reunión para definir quién sería el candidato del grupo rebelde opositor. Sin embargo, el exdiputado local ya no llegó a la cita y, de esa forma, rompió el compromiso.
En un encuentro que sostuvieron en un lugar del sur de Tamaulipas, el exsenador le dijo abiertamente al exdiputado local que no le creía que estuviera distanciado del grupo cabecista.
Arturo Soto respondió que estaba enojado con el gobernador Cabeza de Vaca porque lo había engañado, ya que el año pasado le había prometido ser candidato a diputado federal por el Quinto Distrito, con cabecera en Ciudad Victoria, pero a la mera hora designó al expriista Oscar Almaraz, al que nomás no soporta.
Palabras más, palabras menos, José Julián Sacramento le dijo a Soto que entonces solamente lo movía la venganza y no la franca intención de recuperar el partido para que los militantes ejercieran, como en el pasado, el libre derecho al voto e impedir una absurda imposición. Miguel Pérez Álvarez, exregidor tampiqueño, fue testigo de esa discusión.
De entrada, Arturo Soto ya logró impedir que los opositores al cabecismo compitan con un solo candidato por la presidencia del comité estatal del PAN. En Ciudad Madero, por ejemplo, sumó a su proyecto a Agustín de la Huerta (un incondicional del ‘Truco’) y a la familia de ‘Los Morado’ (los que nunca dan pie con bola y por eso casi siempre pierden).
Falta ver además si el exdiputado local consigue las poco más de 800 firmas para registrarse como aspirante a la dirigencia del panismo tamaulipeco… y ver si se las validan en el CEN blanquiazul.
Por tanto, existen los siguientes escenarios para el proceso de renovación del comité directivo estatal de Acción Nacional:
1.- La maquinaria del gobierno cabecista saliente logra impedir el registro de José Julián Sacramento y, de paso, ‘bloquea’ a Arturo Soto (cuya aspiración es solo un ‘truco’), para imponer a Luis René ‘Cacharro’ Cantú como presidente reelecto sin que haya un proceso abierto a la militancia.
2.- Los 3 candidatos alcanzan su registro y compiten en una elección abierta a la militancia por la dirigencia estatal del PAN. ¿El resultado? Un auténtico ‘volado’ al fragmentarse el voto opositor, si bien ‘la maquinaria’ gubernamental realizará, una vez más, una compra masiva del voto, tal como sucedió en la elección constitucional del 5 de junio, pero ahora al interior del partido albiazul a fin de hacer ganar a Luis René Cantú Galván. Ya se habla de la repartición de cientos de miles de pesos para los líderes de los grupos locales.
3.- Sacramento no consigue saltar todos los obstáculos impuestos por el grupo cabecista y se queda sin registro. En la elección abierta a los militantes, solamente compiten ‘Cachorro’ y Arturo Soto. Gane quien gane, representaría los intereses del cabecismo… aunque la maquinaria gubernamental tratará de hacer ganar al ‘Cacharro’.
En resumen, el proyecto es reelegir al mediocre e ineficaz Luis René Cantú Galván en la presidencia del PAN en Tamaulipas a fin de mantener el control del partido en la repartición de las candidaturas a las senadurías, las diputaciones federales y locales, así como de las alcaldías en la contienda electoral de 2024.
Por supuesto, las candidaturas más deseadas serán las diputaciones locales y federales plurinominales. El ‘Cachorro’ Cantú, por ejemplo, ya sueña con ser parte del Congreso de San Lázaro. Ese sería su premio por ser un obediente y fiel perdedor, el sirviente de los Cabeza de Vaca.
La renovación de los comités locales panistas
Lo que viene es la convocatoria para renovar las dirigencias municipales del PAN en Tamaulipas. El documento debe darse a conocer en estos días.
Para lograr que los grupos locales respalden su reelección, ‘Cacharro’ Cantú ha hecho el compromiso con las corrientes más influyentes en los municipios para que éstas coloquen al dirigente local que quieran.
En ese contexto, el alcalde de Tampico, Chucho Nader, ‘destapó’ como virtual candidata de unidad a la presidencia del comité panista jaibo a la diputada local, Nora Gómez.
La legisladora y exregidora tiene más de 25 años de militante. De hecho, desde que ella era una adolescente, participaba en las campañas del PAN pegando calcomanías y apoyando a sus candidatos, entre ellos, a su padre Javier Gómez Pérez, quien a mediados de los noventas fue dirigente del panismo porteño.
Otro aspecto relevante es que dejará la presidencia del PAN en Tampico el gris y amargado Pedro Romero, personaje quejumbroso que prometió renunciar a sus quincenas en la dirección de Protección Civil para dedicarse de tiempo completo a la dirigencia del partido. Obvio, jamás renunció al cargo en el Ayuntamiento.
El colmo es que siempre habla pestes de quienes se dedican al servicio público, ya que él se siente ’empresario’… (ja, ja, ja, ja, ja) ¿Cómo ven a Romerito?…
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