26 de noviembre de 2024

La Comuna/ Por José Ángel Solorio Martínez

El clima de Nuevo Laredo, Tamaulipas

La campaña electoral en Nuevo Laredo, Tamaulipas –sobre todo la de la alcaldía– está tomando tintes riesgosos para todos los actores políticos de la ciudad. El escenario, amaga con tornarse en oscuro y espinoso. Los dos bloques principales –MORENA y aliados; y el PAN y adherentes– disputan con todo, el mando del Ayuntamiento.

En los recientes días, aparecieron unos panfletos en diferentes partes geográficas del municipio. Todo pareciera ser parte de una campaña negra, contra la candidata y alcaldesa con licencia, Carmen Lilia Cantú Rosas; y por relación de ideas, se presume que esa estrategia pueda ser proveniente del cuarto de guerra de la aspirante prianista, Yahleel Abdala Carmona.

Eso es lo peligroso: que se piense al primer vistazo que la oposición es la responsable de ese severo ataque contra Cantú Rosas. Es lo peliagudo del caso, porque es tan obvia esa maniobra que pareciera ser orquestada por provocadores y no por un prianismo que también perdería con esas engañifas que ponen en la línea de mancha, un probable triunfo suyo en las urnas.

Más claro: a ningún partido, favorece ese clima de crispación generado por esos documentos referidos.

(Todavía más: ni siquiera a los poderes fácticos, puede beneficiar el uso de sus nombres para mover la opinión pública; otro dato: no es el estilo de esos entes. Al menos hasta ahora.).

No es extraño ese tipo de movimientos y de acciones para desestabilizar los escenarios sociopolíticos de la región. Desde los años 70, en que emergió con gran fuerza el PARM, en Río Bravo, Tamaulipas, se consignó la sospecha –por datos duros muy contundentes– que el por esas fechas candidato a la alcaldía Edilio Hinojosa López que trataba de arrebatarle el poder local al candidato priista, se auto-balaceó sus oficinas de campaña.

Lo sorprendente no es tal circunstancia.

Lo alarmante es que la autoridad electoral –el Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas (IETAM) – no se haya pronunciado sobre los hechos. Este organismo, que sirve para tres cosas, ni suda ni se acongoja; la emergencia de esas señales de ingobernabilidad electoral, debieran haber sido abordadas en una reunión extra-urgente para llamar a la civilidad y ofrecer a la ciudadanía seguridad y confianza para el día de los comicios.

Sería el momento propicio, para que los representantes de los partidos políticos que están integrados al IETAM, llamen a la convivencia respetuosa e incluyente en estas elecciones en toda la entidad y sobre todo en dos regiones con ciertas dosis de explosividad: Mante y la frontera tamaulipeca.

Las dirigencias de los partidos, también se han visto lentas.

La sorpresa de los eventos, parece haberlas rebasado.

Nunca es tarde para enmendar.

La parálisis de las organizaciones políticas y las instituciones electorales, ante ese tipo de eventos, sólo hace que en el futuro puedan seguir reproduciéndose con el colateral daño para los ciudadanos.

No hay que rascarle el vientre al tigre.

Nuevo Laredo, es una ciudad con una historia potente en el tema de rebeliones cívicas. Es esa, la atmósfera que hoy se respira en suelo nuevolaredense. Justo como se sentía en aquellos momentos del Chale Boy cuando enfrentó al dirigente obrero, Pedro Pérez Ibarra.

Las candidatas, deben dar muestras de sensatez y limpiar sus narrativas –hasta donde consideren prudente–; los partidos, tienen la tarea de construir un paisaje electoral –lo más que se pueda– sin rijosas asperezas y la autoridad electoral, debe aportar su sapiencia para construir un entorno limpio y amigable para quienes saldremos a votar el 2 de junio.