Por Oscar Díaz Salazar
Los resultados de la elección del pasado domingo 2 de junio, nos pueden dar muchas lecciones, y en ese sentido les comparto algunas reflexiones.
Sigo pensando que fue mala idea reformar la ley para que se permitiera la reelección en diversos cargos. Parece que muy pronto olvidamos (en cien años) que la inamovilidad de algunos sujetos en los cargos públicos, nos costó un millón de muertos, que es el saldo en vidas perdidas en la revolución mexicana. La expresión que rubricaba la documentación oficial en la era posterior a la lucha armada «Sufragio efectivo. No reelección», nunca se cumplió en la primera aseveración «sufragio, efectivo» y llegó a su fin en la segunda que reza «no reelección».
Es evidente que los candidatos que ya ejercen el cargo, tienen muchas ventajas sobre los que pretenden obtenerlo desde afuera. La mayoría de los que compiten por una reelección, sucumben a la tentación de «ayudarse» con los recursos humanos, materiales, etc., que están a su disposición precisamente por ejercer el cargo.
Por otro lado me parece que la «compactación» de los procesos electorales, ordenada desde el centro, y para comodidad del centro, para evitar conflictos permanentes por las querellas derivadas de las elecciones, ha abonado en gran medida al centralismo, en detrimento de las realidades y expresiones políticas locales. Intentaré explicarme:
Con la elección presidencial que ganó en forma rotunda morena y su candidata Claudia Sheinbaum, «se fueron en el chorro» candidatos que por su cuenta difícilmente hubieran obtenido el voto mayoritario de los electores, y lo digo pensando en el ganador de la elección en Yucatán (de morena) y en vari@s candidatos a diputado y presidente municipal de los Ayuntamientos de Tamaulipas, que también se montaron en la inercia favorable a morena y aliados, careciendo de una poca de gracia y otra cosita que se requiere para ganar elecciones, por su propio esfuerzo y mérito.
El conflicto permanente por las elecciones, debió solucionarse con la organización de procesos electorales democráticos, justos y equitativos, que dejaran satisfechos o por lo menos conformes, a los participantes, y no juntando todas las elecciones en un mismo día, con el inconveniente de que se hicieron coincidentes los inicios de los periodos de gobiernos y no escalonados en el tiempo, para no acumular los errores y las fallas propios de las fases iniciales en la curva de aprendizaje… Dicho en español ordinario: que no se junte la novatez en todos los niveles y órdenes de gobierno.
NOTAS RELACIONADAS
AQUÍ RÍO BRAVO/Por Daniel Enrique ROMERO ALEMÁN
APREDEFLACIÓN ECONÓMICA ORIFICADA
Tiempos de Guerra/ Por: Chano Rangel