Por Enrique Salazar Peralta
Francis Shaeffer dice: Existe una corriente de la historia y la cultura que se funda en lo que piensa la gente, lo que ella piensa determina su manera de actuar.
Hay violencia y descomposición en la sociedad, al grado que resulta peligroso caminar por las calles de muchas ciudades del mundo.
Existe el peligro de un creciente autoritarismo que busca conjurar la amenaza del caos nacional e internacional y se pregunta: ¿Debemos desatendernos y claudicar?
La respuesta es: ¡No debemos desatendernos y no claudicaremos!
Y si la respuesta es; no. Entonces cómo debemos vivir (actuar ) .
Este domingo 13 de noviembre hay una manifestación de protesta en el Zócalo de la Ciudad de México, para que no se modifique el Sistema Electoral del país.
Esos manifestantes, lo que piensan es lo que las élites del país los han convencido porque su idea democracia se limita a los procesos electorales y se centran solamente en el conjunto de reglas para el cambio en los puestos de representación y gobierno.
Su concepto de “democracia” no se aplica para la justa distribución del ingreso ni se aplica como dirección social, que se aplique en los aspectos laborales, a elevar los niveles de vida en la educación, la salud y las familias.
El proceso de transición a la democracia se ha realizado en siete reformas electorales federales, que cambiaron en distintos aspectos de la representación política, en el diseño de las instituciones encargadas de organizar y calificar las elecciones, en los procedimientos electorales, en las condiciones y calidad de la competencia democrática. Las reformas citadas son las de: 1977, 1986, 1989-1990, 1993, 1994, 1996 y 2007.
Pese a las reformas constitucionales y legales, no se visualiza la democracidad en lo económico en el desarrollo de México, es evidente el desarrollo desigual, concentración de la riqueza dentro de los estados y ciudades, se registran comunidades, zonas o microrregiones con niveles de alta marginación y pobreza.
En la actualidad los sectores más dinámicos de las organizaciones políticas están planteando que el sistema electoral carga un fardo antidemocrático muy pesado: la obesidad del congreso y la propuesta de adelgazarlo por la supresión del principio de representación proporcional que genera los diputados plurinominales y los senadores plurinominales.
Una razón conveniente, porque esos legisladores que se conocen como “pluris” atentan contra el federalismo y sus costos abrumadores, además alimenta el vicio de los vividores de la política.
Otro cambio, es la exigencia de austeridad acabando con el despilfarro del Instituto Federal Electoral: 1. Poner fin al financiamiento de los ´partidos políticos y 2. Acabar con el excesivo costo del personal ejecutivo (los mal llamados Consejeros Ciudadanos, que no los elige la ciudadanía sino es una concesión partidista) y que se les sostiene como reyes.
Otros cambios deben de hacerse es extender el derecho del voto a los 16 años y resolver la contradicción de la edad penal de16 años en diferentes entidades del país. En términos democráticos es imposible sostener que a los 16 años es la edad suficiente para ir a la cárcel pero no para votar.
Otros cambios implican: la segunda vuelta electoral, y considerar como delitos graves la compra y la coacción del voto.
La Reforma Electoral que propone Andrés Manuel López Obrador: se queda corta, debe ir más allá…
En el pensamiento político de México, somos conscientes de la inadecuación de la relación entre el individuo y el Estado. Nos ha preocupado los dilemas que surgen de esta relación: cómo derivar la autoridad del Estado a partir del individuo, cómo hacer que el Estado responda ante los individuos, o cómo proteger al individuo frente al Estado. Debemos pensar en normas que controlen a los políticos (que tanto nos han defraudado) y que no nos sigan dañando como es el caso del exgobernador cabeza de rata.
Hay argumentos de peso como los de Evan Runner, 2001: “la vida humana y la sociedad han venido a ser frecuentemente reducidas en buena medida a las formas de la vida estatal, de modo que, visto desde el lado opuesto, el Estado ha venido a ser inflado, de un modo totalitario, hasta llegar a ser el todo de nuestra vida natural en la sociedad.”
Es muy importante la libertad de opinión, pero más importante es la libertad d de pensamiento, porque el hombre actúa sobre la base de lo que piensa, el problema no son las cosas externas sino el tener el correcto concepto del mundo, que da al hombre y a la mujer la verdad de lo que es.
NOTAS RELACIONADAS
OCUPACIÓN MEXICANA MAXIMIZADA
Tiempos de Guerra/ Por: Chano Rangel
#DESDELAFRONTERA/ LA FALSA SILLA DE RUEDAS DE «EL MOYO»