- Testigo sobreviviente, también plagiado por los soldados, identifica a dos jóvenes encontrados ejecutados a orillas del río Bravo, que iban en el SandCat de SEDENA.
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Por Agencias.
Nuevo Laredo, Tamaulipas (24-Mayo-2023).- Dos jóvenes fueron secuestrados, torturados y ejecutados a balazos por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional; sus cuerpos fueron encontrados a orillas del río Bravo y un testigo sobreviviente acusa a los militares del doble crimen, del que se salvó, al huir.
El testigo sobreviviente fue privado ilegalmente de su libertad por los militares y al estar encerrado en un SandCat de SEDENA vio a una de las víctimas, a quien identifica por su complexión y tatuajes, además del nombre, Luis Felipe.
Otras personas, que también estaban en poder de los militares, fueron acribilladas a balazos en una brecha, pero sus cuerpos no han sido localizados por sus familiares ni las autoridades.
Luis Enrique López Garza denunció ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas, el secuestro del que fue objeto por parte de personal de la SEDENA, que lo torturaron durante varios días, logrando escapar, corriendo- cuando iba a ser ejecutado junto a los dos jóvenes, a orillas del río Bravo.
El afectado señaló que la noche del sábado, 29 de abril, ya para amanecer domingo, salió de un convivio familiar y quedo de verse con su esposa en un hotel.
Su padre, lo llevó hasta Carretera Nacional y Carretera Aeropuerto, donde él iba caminando hacia el hotel, cuando escucho le gritaban que se parara “yo voltee y vi varias camionetas militares, me asuste porque pensé se iban a enfrentar a balazos, camine más rápido y me metí al hotel”.
Los militares allanaron el hotel y ahí empezaron a golpear a Luis Enrique, quien les explicaba que solo había ido para verse con su esposa. Durante casi media hora, lo estuvieron agrediendo y luego los soldados los secuestraron; por la fuerza lo subieron a una camioneta, tapándole la cabeza con su camisa, le vendaron las manos y le pusieron cinta gris.
“Eran tres vehículos, uno como Hummer, una camioneta y un SandCat, iba al mando, uno que le decían Comandante, robusto, fornido, alto, lentes de aumento y tenía una gorra color verde, él fue quien además me estuvo torturando arriba de la patrulla”, señaló Luis Enrique.
El sobreviviente fue cambiado a un camión de transporte militar, donde escuchó al comandante que ordenó que le dieran por la Eva Samano, por los golpes se le había movido la camisa y reconoció el sector.
Pasando el cruce con la calle Dentistas, el comandante grito “date la vuelta, date la vuelta, en chinga” y se detuvieron frente a una casa que alcanzo a ver, era de color naranja.
Los militares se bajaron y luego escucho voces masculinas que suplicaban no ser golpeados. Subieron a tres personas, una de ellas un hombre de 45 a 55 años, barda cerrada entrecana, vestido de negro, que dijo lo habían secuestrado en esa casa.
De la casa los soldados se llevaron un carro de color gris, propiedad de uno de los jóvenes.
A los dos muchachos, los empezaron a golpear. Uno era alto, peloncito y otro, complexión media, con un tatuaje en el hombro izquierdo del Calendario Azteca, narró el afectado, recuerda se llamaba Luis Felipe, “porque uno de los soldados al subirlos, les preguntó sus nombres”.
“También los estaban golpeando, torturando, les decían que confesaran que eran delincuentes y que si no lo aceptaban los iban a matar”.
Los tres hombres fueron subidos al SandCat, donde los mantuvieron durante un día, tiempo en que escucho otras voces masculinas, suplicando por su vida. En ese cambio de vehículo, el hombre de barba entrecana desapareció; el testigo sobreviviente señaló que ya no volvió a verlo y hasta el momento se desconoce qué sucedió con él.
Los tres secuestrados por los militares fueron objeto de golpes, y de tortura. Los militares querían forzarlos a confesar ser delincuentes. Como tenía necesidad de orinar, le soltaron las manos y pudo hacerlo en una botella de plástico, dentro del camión.
“Ya amaneciendo, nos bajaron del camión, nos hincaron en la tierra y de repente escuché 4 detonaciones, luego silencio y tardamos como media hora para subirnos al mismo camión y avanzar”, dijo el denunciante.
Por las diferentes voces, el afectado señala que eran de 3 a 4 personas, que fueron asesinadas a balazos por los militares en una brecha.
Los tres plagiados siguieron siendo torturados por los militares, hasta que los llevaron a una brecha, cerca del río –esto porque escuchaba el ruido del agua- donde los siguieron torturando, golpeando, para que confesaran algún delito.
“Nos bajaron a los tres, logre ver al comandante de lente que aún estaba con nosotros, y los soldados nos dijeron que nos iban a matar, pero se descuidaron y yo corrí todo lo que pude, porque cuando pedí hacer del baño, ya no me amarraron las manos, corrí y escuche varios disparos seguidos, yo no me pare, seguía corriendo entre la maleza y volví a escuchar disparos, pero no me paré, tenía mucho miedo”, enfatizó el joven de 25 años.
El sobreviviente llegó hasta una brecha y reconoció el área. Era en la colonia Valles del Paraíso y aprovechó para ocultarse en su casa, donde al llegar se dio cuenta que ya era martes, 3 de mayo. En su domicilio, estuvo sin salir por miedo.
Al estar encerrado en su casa, utilizó la tableta de su mamá y vio en redes sociales que habían subido fotos de desaparecidos, “y reconocí a uno de ellos, que es el que iba conmigo, pero ya tenía un moñito la foto, entendí que los habían matado los soldados cuando yo corrí, lo reconocí como uno de los muchachos que iban secuestrados conmigo por el tatuaje en el hombro”.
Ese mismo día vio una publicación en Facebook donde una persona denunciaba que le habían robado los militares su teléfono y dinero, identificando al militar como el Comandante de los soldados y quien ordeno el secuestro, tortura y ejecución de los dos muchachos.
Exige que se haga justicia, que encierren en prisión a los militares que lo secuestraron y torturaron, además de asesinar a otras personas, “se me hace injusto los que nos hicieron, yo de perdido estoy vivo, pero mataron a esos chavos por la nada”.
Externó su temor a ser víctima de los militares, porque le robaron sus pertenencias, donde traía su credencial del INE y su teléfono, “yo tengo temor que vayan a hacerle algo a mi familia y que la vayan a matar, eso me dijo el Comandante de los soldados, que iban a levantar a mi familia y la iban a matar”.
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