Ni coralillos ni arañas violinistas

Por Jesús Rivera/Buró Periodístico

Reynosa, Tamaulipas (29-Octubre-2024).- Protección Civil y Bomberos de Reynosa no tiene documentados casos de ataques de animales ponzoñosos en el Parque Cultural Reynosa.

Lo más reciente fue el reporte de una víbora ratonera, que no representa riesgo para las personas.

Según el Comandante Operativo de PCyB, Juan José Carcaño, el reporte del ofidio se recibió ayer.

Esta mañana, Carcaño comentó que luego de la publicación que usuarios hicieron en Facebook de la presencia de una víbora coralillo, sumamente venenosa y de arañas violinistas, igualmente peligrosas, se comisionó a varios elementos para que hicieran una inspección tanto en las áreas verdes del parque como en la pirámide de madera.

Al momento de elaborar esta información aún no se tenía el resultado del reporte, sin embargo, el funcionario destacó que lo más probable es que se trate de una noticia amarillista, ya que hasta ahora no hay evidencia física de ese tipo de bichos, ni mucho menos personas que hayan sido atacadas.

Diariamente acuden a las instalaciones del Parque Cultural Reynosa centenares de personas. El llamado “malecón”, una estructura lineal sobre la orilla oriente de la laguna La Escondida reúne la mayor cantidad de visitantes, principalmente niños.

A la fecha, las áreas verdes del parque han recibido mantenimiento. No hay maleza en las partes más visibles dentro de su perímetro.

De cualquier manera, Protección Civil recomienda a las personas que acostumbran ir a ese parque público a que eviten las áreas más solitarias o sitios donde la maleza está muy crecida.

NO HAY ARAÑAS VIOLINISTAS

En la pirámide de madera que se ubica entre el Centro Cultural y la laguna se observan gran cantidad de telarañas, pero ningún insecto peligroso, menos arañas violinistas.

De vez en vez, los visitantes pueden ver algún tipo de tarántulas de las que se alimentan de chapulines, renacuajos, avecillas y hasta ratones, como es el caso del desafortunado roedor de la foto.

Esos animales, aunque suelen tener mal aspecto, no representan peligro para las personas. Forman parte de la fauna endémica de la región y cumplen un importante papel en el equilibrio ecológico.