27 de noviembre de 2024

Ninfa Cantú Deandar

Por Oscar Díaz Salazar

La Cartilla Moral es un texto del escritor regiomontano, Alfonso Reyes, que se popularizó muchos años después de su primera impresión, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció que sería distribuido a todos los estudiantes de educación básica del país.

En esa ocasión, me pareció una idea muy buena la del presidente, que pretendía dar a conocer un libro en el que se difunden reglas morales, normas de conducta y recomendaciones éticas, desvinculadas o ajenas a cuestiones religiosas.

Pero en esta ocasión no quiero hablarles de las bondades del libro de un regiomontano universal, sino compartirles la historia de la forma como se enteró el presidente, de la existencia de ese compendio laico de preceptos morales.

Escapa a mi memoria quien fue la persona que me platicó, que en una de las múltiples visitas que hizo Andrés Manuel a Nuevo Laredo, en los dieciocho años que recorrió el país haciendo campaña por la presidencia, cumpliendo con su costumbre de visitar a la señora Ninfa Deandar, sucedió que la anfitriona, Doña Ninfa, le habló de la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, e incluso le obsequió el libro que tenía en su biblioteca personal.

La historia de la Cartilla Moral, me es útil para platicarles, o recordarles a los que saben, del gran afecto que le tiene el presidente de la república a la señora Ninfa Deandar, propietaria del periódico El Mañana de Nuevo Laredo.

El recuerdo de esta anécdota es útil para comprender, y dar por buena, la versión de que la hija de Doña Ninfa, de nombre Ninfa Cantú Deandar, fue invitada por el gobernador electo, Américo Villarreal Anaya, para ocupar la titularidad de la Secretaria de Desarrollo Económico, a la que se le ampliarían facultades, anexándole la de Turismo, con el rango de subsecretaria.

El ingreso de una hija de Doña Ninfa al gabinete, desplazaría a la dinastía Cantú Rosas, que habían sido beneficiarios de la relación de Doña Ninfa con el presidente, pues la jefa de El Mañana de Nuevo Laredo fue quien introdujo a los Cantú Rosas con el presidente y quien los promovió y consiguió las candidaturas.

Veremos si Ninfa Cantú Deandar logra acostumbrarse a la dinámica del servicio público, a las prácticas de la burocracia, y si es capaz de sobrevivir a las grillas palaciegas y a las guerras políticas. Y lo digo porque su hermano, quien fuera subdelegado federal de bienestar, no se acostumbró, ni quiso adaptarse a la vida de la política y la administración pública.