Por Oscar Díaz Salazar
Cuando Manuel Cavazos Lerma regresó a Tamaulipas para preparar su acceso al poder, y para gobernar, llegó con la idea de aplicar en el Estado, la política salinista encaminada a desaparecer los cacicazgos regionales, de manera especial, los que ejercían los dirigentes de las centrales sindicales.
De Joaquín Hernández Galicia, dirigente nacional de los trabajadores petroleros, se encargó el propio presidente Salinas; de Agapito González de Matamoros; de Pedro Pérez Ibarra de Nuevo Laredo; de Reynaldo Garza y Heriberto Deandar de Reynosa; de Diego Navarro de Tampico, y de todos los actores políticos que estorbaban a la corriente neoliberal que abanderó Cavazos Lerma en Tamaulipas. Todos esos fueron deplazados, exiliados a USA, perseguidos y/o encarcelados.
No se si el gobernador Américo Villarreal tenga ese mismo propósito de desplazar a los actores políticos regionales, pero en los hechos es lo que parece, y se deduce de las exclusiones o no invitaciones de la clase política regional a integrarse a su gobierno.
El plan para jubilar a los políticos tradicionales, -que solo aplican fuera de la capital del Estado-, requiere necesariamente que se habiliten otros actores políticos, pues en política, como en casi todo, los vacíos no existen y los huecos los llenas o alguien mas los ocupa.
A propósito de nuevos actores políticos, me parece digno de destacar la llegada del dirigente del Partido del Trabajo a la jefatura de la Oficina Fiscal del Estado, oficina que al desaparecer la representación regional del gobernador, retoma el indiscutible primer lugar en importancia, de las dependencias que el gobierno de Tamaulipas tiene establecidas en Reynosa.
Aclaro que no digo que Juan González Lozano sea nuevo en esto de la política, y menos que sea un improvisado. Presidente del Comité Municipal del Partido del Trabajo en Reynosa durante varios lustros, y regidor del Ayuntamiento en tres ocasiones, además de jubilado de Teléfonos de México, Juan González llega a la oficina estatal mas importante, sin pertenecer a las elites políticas o económicas del municipio. Se trata de un político que no tiene pedigree, para decirlo en términos coloquiales y perrunos, con la disculpa por delante para mi amigo Juan González.
La creación de una nueva clase política no es un reto menor, es una tarea mayúscula que tendrá la resistencia lógica de los que se pretende desplazar. El padre de Américo quiso hacerlo, y no pudo, se topó con pared., fue vencido por los actores políticos regionales, que derrotaron a su candidato a presidente municipal, Cesar Humberto Issasi
Salvo los espacios cedidos a los Barraganes, a los integrantes del clan Cantú Barragan, se sabe que no existen planes para compartir espacios estatales a los Luebbert, a los Makis, a los Jota Erres, a los Zertuches, a los Deandar, a los Laras, etc.
Digo que es una tarea difícil el relevo de la clase política, mas no digo (escribo) que sea algo malo o que esté en desacuerdo. En términos generales me parece bien la idea de renovar los cuadros políticos. Les comparto que mantengo la expectativa de ver a reynosenses de a pie, a los activistas de morena, PT y Verde que participaron en la campaña, y en las campañas anteriores, defendiendo las mismas siglas, o las precursoras del movimiento, al frente de las oficinas del gobierno del Estado.
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