26 de noviembre de 2024

OPTIMUS/ Por: Jorge A. Pérez González

TERRORISMO EN WHATSAPP

Los avances tecnológicos permitieron la exploración de nuevas armas al servicio de la manipulación social, a todos nos queda claro que los movimientos sociales generados en el mundo moderno gracias a las redes sociales, no se han basado en el amarillismo de la información y mucho menos en mentiras develadas.

Grave sin duda resulta el uso del WhatsApp para propagar versiones sin sustento, para propalar imágenes que se alejan de la realidad pero que buscan crear una animadversión natural.

Sin embargo, al paso de los años de este proceso de manipulación, que ya parece demasiado largo, lo único que ha logrado esa guerra sucia es hundir en el descredito a aquellos que han sido identificados como los gestores de esas iniciativas, que nada tienen que ver con la ambición de poder llegar por méritos, a ocupar espacios en el servicio público.

Así de simple es, todos aquellos mensajes que supuestamente mostraban hechos vergonzosa de los aspirantes, al ser replicados convierten en cómplice al remitente, que sin saber que eran falsedades lo hacen llegar a toda su lista de amigos y correligionarios.

Pero como todo lo devela el tiempo, al paso de los días los argumentos sin sustento fueron cayendo uno por uno ante la opinión pública y los que antes fueron aliados se sintieron engañados y utilizados en este incipiente pero acelerado proceso de descalificación.

Obvio fue que poco a poco, aunado a los errores de logística en la distribución, este tipo de estrategias se convirtieron en boomerang, mandando al basurero toda la credibilidad que se tenía de aquel que sucumbió a tanta mentira.

La estrategia es nacional, no vaya usted a pensar que solo su App se llena de este tipo de señalamientos. Por todos los rincones del país se estructuró esta guerra que tiene años de permanencia y que ha logrado polarizar tanto a la sociedad, hay quienes creen a pie juntillas, todo lo que les llega por medio de su teléfono celular.

Hoy como el resultado electoral ya es oficial y la popularidad es difícil de combatir, los destinatarios de la campaña son otros, todos aquellos que representan al PRI, pues las intenciones son claras, se avizora la etapa de negociación y a cambio de algo se puede ser flexible desde las alturas del poder.

EDOMEX se convierte en el ombligo electoral del país y centro receptor de las campañas negras por venir, pero aprovechando el viaje bien se puede descalificar de antemano a todo aquel que tenga la mínima posibilidad de llegar a integrar un gabinete estatal.

Ya ha quedado más que claro que lo del PRIAN no fue un invento de izquierdistas revoltosos, fue una realidad contundente que hundía al país en la polarización, que logró hacer crecer la pobreza mayoritaria para depositar las posibilidades de crecimiento en sólo unos cuantos privilegiados.

La envidia y el abuso de poder, siguen siendo los motores que mueven el ejercicio público, el clasismo se convierte en virtud, cuando la imagen se sobrepone a la capacidad intelectual, al trabajo eficiente y a los deseos de superación.

Dicen que en México no campea el racismo, pero lo dicen solo aquellos que no lo sufren, en cada plática de café o sobremesa, las expresiones racistas suelen aparecer sin el menor rastro de vergüenza nacional.

Los avances tecnológicos deberían de facilitarnos la comunicación, pero sobre todo, aumentarnos el raciocinio, para aprender que todo lo que nos mandan debe de ser masticado antes de darle otro destino, no hacerlo así, nos convierte a todos en simples víctimas o en socios participativos del TERRORISMO EN WHATSAPP.

Jorge Alberto Pérez González

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