Por Oscar Díaz Salazar
De las expresiones que hoy están de moda, me gusta esa que dice: «que los asuntos públicos, sean cada vez más públicos», y me gusta porque estoy muy de acuerdo con eso de que se divulgue, se conozca y discutan los temas de la vida pública, y creo que nada hay más público que el gobierno, la política y la administración «pública».
La condición de «volver públicos los asuntos públicos» era una de las virtudes del partido morena, un instituto político que en sus raíces de la izquierda, tuvo un aporte interesante en cuanto al debate y la discusión prolongada, en ocasiones airada, polémica, apasionada e incluso hasta la necedad y el pleito estéril.
Pero eso de discutir de frente y con la sociedad y la militancia los temas, los perfiles y los proyectos, en especial la definición de candidaturas, ha sido cancelada en el proceso para elegir los candidatos de la elección del próximo año (2024).
El gen priista de los morenos ha predominado en esta ocasión, en la que los aspirantes a una candidatura para cargos de elección popular, han recibido y acatado la recomendación de no divulgar que se inscribieron en los procesos respectivos.
El tapado y el dedazo priista están de regreso. Los políticos que pretenden ser candidatos, se mantienen calladit@s esperando a que «la encuesta» (evolución y eufemismo del dedazo presidencial) los favorezca.
Me parece que era más democrático y útil que el público supiera quienes eran los individuos que buscaban una candidatura. Creo que era (y es) muy útil la exposición pública, a compañeros, rivales, enemigos y aliados, para que tengan la oportunidad de ventilar públicamente lo que saben del aspirante, a manera de «las amonestaciones» que se estilan entre los católicos, para ver si los que pretenden contraer matrimonio, están en condiciones de hacerlo, de acuerdo a las reglas de la iglesia.
El proceso de definir las candidaturas abiertamente y con la participación de la militancia, fue una buena práctica que realizaron los panistas, en tiempo pasado. Cuando los panistas se cerraron y se impuso el autoritarismo de unos cuantos, que actuaron como dueños del PAN, el partido se fue alejando de la sociedad y de los triunfos electorales.
Eso le puede pasar a los morenos, a los líderes y militantes de un partido que cada día se parece más al PRI.
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