Testimonio
“…yo me quise regresar cuando nos avisaron que Mendoza estaba muerto, cabrón (sollozos). Los cuicos no me dejaron. Nos venían escoltando y por la bocina me decía el chofer: “Si te regresas, es tu responsabilidad, cabrón. Vamos sobre de ti, tenemos tus placas, tenemos tus datos. Si te regresas, es tu pedo”. Así dijeron, cabrón, en la bocina. Entonces, yo me paré y le dije: “Oficial, una persona que está aquí, que venía con nosotros está muerto”.
-Después nosotros nos encargamos de eso, o avísenle a su familia. Ustedes ya váyanse, vienen corriendo peligro, entiendan, cabrones.
Pero el güey que organiza el viaje se quedó, se bajó en la caseta él y su esposa y se fueron por el morro, cabrón. Me da un chingo de pena por su familia, cabrón (sollozos). ¡No mames, cabrón! O sea… Su hijo, su hermano…, venir a ver un partido de futbol, güey, del equipo de sus amores, cabrón…, va a llegar muerto… ¡no mames, cabrón! (Sollozos). Estamos bien tristes, cabrón, estamos aquí, en Celaya. Todos estamos cabizbajos, cabrón; nadie dice nada, güey porque…, no, no, pues estuvo horrible, güey. No he visto fotos, pero me están diciendo mis hijos que… que están subiendo fotos bien culeras (sollozos). Aquí ya se corrió la voz, pues fue en todos los grupos. Se empiezan a comunicarse ahí, y en todos los grupos hay muertos, cabrón (sollozos). Ya llevamos contabilizados aquí 19, cabrón (sollozos). ¡Pero qué tristeza! Neta, cabrón. ¡No mames, güey!¡No puede ser, cabrón! Neta. No, no mames. No lo puedo creer, güey. Pos lo único chido, y le doy gracias a Dios que…, que…, que me mandó esos ángeles, cabrón. Y que me hayan podido, güey, porque estoy bien pesado, cabrón (sollozos) y entre tres cabrones me subieron. Estaba muy alto el palco, yo solo me pude haber subido, pero yo nomás sentí que me jalaron, cabrón. Y un güey sí me puso un putazo. No sé si traigo fracturado el brazo (sollozos), no sé con qué me pegó. Pero no me cayó el veinte hasta ya hace rato, güey, ya después, cuando empecé a ver que hubo muertos, y la chingada, ya me cayó el veinte. Dije: “No mames, si esos güeyes no me rescatan, ¿quién sabe, cabrón?” No. Esta madre estaba bien planeada. Nos pusieron una trampa bien hecha, güey. Haz de cuenta que estábamos nosotros en la reja, güey, y ni un solo policía en todo el estadio. Y esos güeyes tenían todas sus rejas sin candado. De repente nos llegaron por…, por los dos lados y por afuera del estadio…, o sea, ¿cómo se metieron por afuera, güey? Nos llegaron por afuera, güey, traían tubos, palos, pistolas, güey. A un compita que mataron le dieron como siete balazos, güey. A otros güeyes los acuchillaron bien machín. Aquí, de mi barrio, mataron a dos. Y pues son treinta muertos en total y…, y cien heridos, güey…, de gravedad. Y pues otros que no localizan, güey, que no han localizado, que no…”
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